Billie Eilish es un fenómeno de la cultura pop, inconfundible en su música, independiente, original y tremendamente exitosa. Ahora ha lanzado su nuevo álbum, “Hit Me Hard and Soft”.

A sus 22 años, la cantante Billie Eilish ya ha logrado todo aquello para lo que otros necesitan una vida entera. Dos Oscars, nueve Grammys, innumerables discos de platino y otros metales preciosos. Con sus dos primeros álbumes, Eilish creó un sonido muy distintivo. La forma en que combina ritmos minimalistas pero contundentes con capas vocales superpuestas y profundos sintetizadores se ha vuelto un sello característico. Incluso se podría decir que Taylor Swift, tal vez la mayor estrella del pop actual, se inspiró en Eilish para su última producción, especialmente en la canción “My Boy Only Breaks His Favourite Toys”.

En su primer álbum “When We All Fall Asleep, Where Do We Go?”, predominaba la melancolía juvenil, expresada en canciones a menudo sombrías y llenas de ruidos de fondo. Con su siguiente trabajo, “Happier Than Ever”, el tono se suavizó ligeramente. La melancolía dejó espacio a una tristeza más liberadora, que puede ser bella y reconfortante. “Happier Than Ever” no significa que todo esté de repente bien, pero tal vez un poco mejor.

La voz de Billie Eilish es más prominente

Antihimnos susurrados que no solo conectan con su generación Z, sino que llegan mucho más allá. Sus canciones, que escribe junto a su hermano Finneas O’Connell, no son espacios cerrados de discusión reservados a los iniciados. La crisis existencial es universal, abarcando tanto la angustia adolescente como la crisis de la mediana edad.

Todo esto se refleja en su tercer álbum, “Hit Me Hard and Soft”, que salió hoy. Pero hay mucho más. Este álbum es mucho más pop que sus predecesores. Las canciones son menos susurradas, la instrumentación es más cálida. La voz de Eilish es mucho más presente y con “Lunch” hay incluso una canción bastante bailable: con las líneas “I could eat that girl for lunch / When she dances on my tongue / tastes like she could be the one / And I could never get enough”, el bajo y la batería impulsan una canción pop directa que, curiosamente, comienza con el estribillo y toma ritmo de inmediato.

Otra canción, “Birds of a Feather”, es una pieza pop ligera y juguetona que bien podría haber sido creada por Taylor Swift. Según la propia Eilish, esta apertura a sonidos más pop fue una decisión consciente. Al principio, le asustaba porque no se considera una artista pop, pero el experimento la atrajo.

Nuevas estructuras de canciones

La alegría del experimento se escucha claramente cuando ella y su hermano prueban nuevas estructuras de canciones. Por ejemplo, en “L’Amour de ma vie”, que comienza de manera minimalista, como es habitual en Eilish, pero se abre a un estribillo cálido, se sumerge en un torbellino de efectos oscuros y luego se adentra en sonidos EDM hacia el club.

Una diferencia notable con sus álbumes anteriores es la mayor presencia de instrumentos analógicos como guitarra, batería y cuerdas. En la canción “Skinny”, que trata sobre la presión social para cumplir con ciertos estándares de belleza, canta “People say I look happy / just because I got skinny”. Comienza con una guitarra punteada, a la que se le suman lentamente otros instrumentos y un cuarteto de cuerdas, que se vuelve cada vez más fuerte y prominente hacia el final de la canción.

Con “Hit Me Hard and Soft”, Billie Eilish ha logrado un álbum que amplía su repertorio hacia el pop sin caer en el mainstream superficial. La crisis existencial sigue presente, pero hay una clara sensación de esperanza. A las especulaciones sobre si su nuevo álbum se parecería más a su debut o a su predecesor, Eilish responde con un disco que es ambos y más, dejando curiosidad sobre lo que vendrá en el futuro. Sin duda, el experimento pop ha sido un éxito.